La cápsula del vino

La cápsula, junto con la etiqueta, son los distintivos diferenciales del vino. La cápsula es la funda que envuelve la parte superior de la botella y abarca el corcho y parte del cuello de la botella. El encapsulado de las botellas de vino no se produce hasta terminar su periodo de crianza, cuando están preparados para la venta.

Las cápsulas para proteger el corcho de las botellas de vino pueden ser de distintos materiales: plomo, aluminio, estaño, material complejo y PVC.

Su función principal es la de actuar como un precinto de seguridad que garantiza que la botella no ha sido abierta, preserva el corcho de la humedad, la sequedad, del polvo, de los insectos, y sirve para identificar la bodega y el vino.

La historia de cómo comenzó a usarse la cápsula del vino es bastante curiosa. En la corte de Viena, en el siglo XVIII, llegaban los vinos franceses en barricas de madera. El vino que sobraba en las comidas del rey y sus nobles se guardaba en botellas de vidrio para poder beberlo en otro momento. Los encargados de gestionar y guardar el vino también querían probar a qué sabía el vino francés. Una vez que disfrutaban bebiendo el vino, completaban la diferencia con vino de inferior calidad o con agua.

Cuando el rey descubrió el engaño de sus sirvientes, decidió sellar con lacre las botellas y marcar con el sello real. Está práctica se extendió por el resto de Europa, ya que por lo visto eran muchos los que querían beber gratis a la salud del rey.

Unos años más tarde, en Hungría, se inventó la cápsula de estaño para las botellas de vino, sistema que se sigue utilizando en la actualidad.

Todos los vinos de Bodegas Federico: Tinto Federico Roble, Tinto Federico Crianza, Tinto Federico Reserva y Tinto Federico Gran Reserva, llevan cápsula para proteger el corcho y el vino, con el nombre y enseña de la Bodega.