El deshojado de la vid

Durante los meses de julio y agosto, la actividad en el viñedo es constante. Actualmente, en Bodegas Federico nos encontramos realizando la labor de deshoje de los viñedos, una tarea de suma importancia. Esta actividad, junto con la poda en verde, contribuye significativamente a mejorar tanto la calidad de las uvas como el rendimiento del viñedo.

El deshojado del viñedo es una técnica antigua, fundamental para el perfecto desarrollo de las uvas y que repercute directamente en la calidad final del vino.

El deshojado del viñedo es un proceso que generalmente se hace a mano y consiste en la eliminación de hojas en las plantas de vid durante su ciclo de crecimiento. Estas hojas, situadas alrededor de los racimos, suelen ser retiradas en la época previa a la vendimia, aunque en algunos casos también se realiza una primera poda durante la floración. La práctica puede variar según la región, el tipo de uva y el enfoque del viticultor, pero en esencia, busca exponer los racimos al sol y al aire de la manera más conveniente.

La importancia del deshojado radica en su influencia directa sobre la calidad de las uvas y sobre las características del vino resultante. A primera vista, podría parecer que quitar hojas sería contraproducente, ya que estas son los órganos encargados de la fotosíntesis, proceso vital para la generación de energía y nutrientes en la planta. Sin embargo, el deshojado estratégico se realiza de manera controlada para maximizar beneficios y minimizar riesgos.

Uno de los efectos más notables del deshojado es la mejora en la exposición de los racimos al sol. La radiación solar es esencial para el proceso de maduración de las uvas, ya que contribuye al desarrollo de los azúcares y compuestos aromáticos que influyen en el sabor del vino. Además, la luz solar también ayuda a reducir la humedad alrededor de los racimos, disminuyendo la incidencia de enfermedades fúngicas que podrían dañar las uvas. Un equilibrio adecuado entre sol y sombra es crucial para lograr un desarrollo óptimo de los racimos.

Otro aspecto relevante del deshojado es su impacto en la circulación del aire. Al reducir la densidad de las hojas alrededor de los racimos, se promueve una mejor ventilación, lo que disminuye la humedad y previene el crecimiento de hongos indeseados, como el mildiu y el oídio. Al permitir que el aire fluya libremente a través de los racimos, el viticultor crea un entorno menos propicio para la proliferación de estos patógenos.

El deshojado también influye en la gestión del rendimiento de las viñas, ya que, al eliminar una cantidad calculada de hojas, el viticultor puede regular el tamaño y la concentración de las uvas. Esta práctica puede ser especialmente útil cuando se busca producir vinos de mayor calidad y carácter distintivo, en lugar de una gran cantidad de producto. Un menor rendimiento por planta a menudo conduce a uvas más concentradas, ricas en sabor y aromas.

En Bodegas Federico concentramos nuestro esfuerzo en lograr la máxima expresión del terruño y el potencial de las uvas. Esta técnica milenaria contribuye a que los Tintos Federico sean vinos excepcionales, al resaltar los aromas y sabores únicos de cada uva.